¿Dónde está Arshavin?

 El mejor momento de la carrera de un futbolista o en realidad de cualquier profesional muchas veces tarda en llegar, aunque tenga las habilidades, tiene que estar en el momento y el lugar exactos. Llega sin pedirlo, sin buscarlo.

A  Andrei Arshavin lo conocimos tarde, ni las antenas parabólicas ni el internet lo captaron antes. Deambuló unos años en el anonimato en el futbol de su país, sin ganar títulos ni distinciones individuales. Por algunos videos podemos decir que “el Mago Ruso” ya tenía esa chispa y se estaba preparando para que el mundo contemplara lo que podía hacer, no se conformaría con hacer trucos fáciles.

Amante de los lujos, de la moda, de los placeres. Claros ejemplos sus festejos cuando ha conseguido victorias importantes – noches de póker y whisky cuando el resto festeja con la familia- o simplemente su vida tan protagonista en todos los ámbitos. Es dueño y diseñador  de una popular marca de ropa femenina, ganó hace unos años las elecciones regionales como diputado aunque terminó renunciando y hasta tiene un pueblo en su honor llamado Arshavinka. Además lanzó su libro “555 preguntas y respuestas sobre la Mujer, Dinero, Política, Fútbol” donde alza más polémicas.

El tipo diferente dentro y fuera de la cancha. Líder por naturaleza – aunque lo asume solo cuando quiere -, con un arranque, regate y potencia difíciles de parar, buen disparo, genial en el último pase, siempre con la decisión acertada, la que para las defensas es la impensable o imposible. Un genio, un mago como se le apoda en realidad.

Confunde su ambición diciendo que quiere siempre ser el mejor y jugar en el Barcelona, el club de sus sueños, pero en la cancha se le ve muchas veces tan estático que solo inspira conformismo.

El club de sus inicios, el Zenit de San Petersburgo, lo catapultó al estrellato – si no es que fue el jugador el que relanzó al club – hace cuatro años con la magnífica Copa UEFA que ganaron aquel gran equipo en que sobresalían también Denisov, Tymoschuk y Pogrebniak. Ese verano disputó la Eurocopa con su selección confirmando su gran momento con actuaciones memorables ante Holanda principalmente llevando a Rusia hasta las semifinales.

Llegó al Arsenal hace dos años y medio para seguir siendo figura, para liderar la ofensiva de los Gunners, pero le ha costado una barbaridad asumir ese rol. De segundo delantero con poca obligación de marca y libertad de movimiento, ahora ha tenido que acostumbrarse a jugar pegado a la banda izquierda, esperar los traslados del balón en lugar de ir a buscarlo y combinar por todo el frente de ataque. Ligero cambio de táctica pero que a Andrei le ha afectado a dar por ahora sólo destellos por más que su clase impere en cualquier zona del campo. Su juego se ha quedado lejos del potencial que podría dar en este club. Por ahora lo más memorable, el póker que marcó en un 4-4 en el mismísimo Anfield Road. La competencia con Gervinho, Walcott y ahora el juvenil Chamberlain – más los ajustes del técnico con los otros delanteros – promete ser complicada,  no es un titular fijo y sus horas podrían estar contadas en el equipo londinens para regresar a su país el próximo verano que esté cerca de vencer su contrato, ya sea con el Zenit de nuevo o con los millones del Anzhi, aunque Arséne Wènger intentará convencerlo de continuar a sus órdenes un par de años más. Pero los deseos del “Maguito” podrían ser distintos para buscar mayor protagonismo en otro club, siendo que aunque lleve poco en la élite, ya tiene 30 años.

Llevar a Rusia a la Eurocopa y hacer un buen papel nuevamente puede levantar su carrera en términos protagónicos, con miras hacia el final de la misma. Es su gran oportunidad, está en él tomarla. Un jugador que está en riesgo de durar muy poco lamentablemente. Está perdido de nuevo, ¿será que aún puede regalarnos más de su gran talento? ¿Qué necesita? ¿Más confianza, otro esquema, otro equipo? ¿Dónde está el Arshavin que hace un tiempo conocimos?

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