El blog de Daniel Ortiz

Créame estimado lector que no es mi intención sonar pro-yanqui con el título de esta columna, pero es que los estadounidenses aficionados al futbol o hasta cualquier gringo que apenas conozca la existencia del soccer deben estar orgullosos de lo bien que se ha trabajado con su selección y que refleja enormes avances y resultados.

Nadie le creyó a Bob Bradley, el entrenador de los americanos, cuando dijo un día antes del juego que sabia como neutralizar y vencer a España, la mejor selección del mundo, cuyo dominio se materializó en superar el récord de victorias consecutivas en partidos oficiales de selecciones nacionales con 15, y en empatar la marca de 35 partidos invicto que solo poseía Brasil (1993-1996). Desde el 15 de noviembre de 2006 que perdió un amistoso en Cádiz, con Rumania la selección española se mantenía invicta, incluso pasando por la Euro ’08 que terminaron ganando. En esa ocasión fue Ciprian Marica el goleador. Ahora Jozy Altidore y Clint Dempsey han sido los verdugos. Alguna vez tenían que perder y no por eso dejan de ser un gran favorito para campeonar el próximo año. La generación de futbolistas y el talento de los mismos se mantendrán y partidos tan imprecisos e inoperantes como este, veremos pocos. El exceso de confianza los mató y se puede denotar en el error de Sergio Ramos para el segundo gol. De los errores es donde más se debe aprender.

Por el lado de Estados Unidos, sus triunfos ya no son solo en el área de Concacaf, ahora con un equipo joven que puede durarles al menos para otro mundial (solo 2 de los 23 convocados pasan de los 30 años), han realizado un milagro cuando la mayoría los daba por muertos, consiguieron ante Egipto el único resultado que los metía en la siguiente fase y tras pasar a la Furia Roja estarán jugando la final de la Copa Confederaciones ante Brasil (a excepción que nos toque ver otra sorpresa mayúscula).

Hay trabajo, pero desde hace mucho rato. Los procesos vienen siendo los mismos desde tiempo atrás, el estilo de juego no cambia en absoluto, desde Bora hasta Bradley, pasando por Steve Sampson y Bruce Arena. La MLS ha mejorado y sigue produciendo futbolistas, tema en que se aprovecha la diversidad de sus habitantes para encontrar distintas cualidades físicas o técnicas para tener atletas de primer nivel trabajando con ellos desde pequeños.

Hasta el 2002 en que eliminaron a México del Mundial en Octavos de Final mucha gente se dio cuenta de que “si los gringos se dedican al futbol van a ser potencia” y es verdad, no se equivocan. Atención, porque el trabajo a largo plazo los puede ubicar en algunos años como uno de los mejores, al menos en su zona geográfica ya lo son, gracias a que sus vecinos del sur no han sabido trabajar en un proyecto para potencializar su deporte más querido y popular.

En lo personal tampoco quiero decir que esto es el susto mayor para el partido del 12 de agosto en el Azteca, esa es otra cuestión, otro momento. Falta tiempo, aunque hay que trabajar en la cuestión mental y aprovechar la Copa de Oro como una pretemporada a los partidos más importantes que vendrán además del antes citado, en septiembre con Costa Rica y Honduras. La mala racha que tiene la selección mexicana ya es grave, aminorada por algunos buenos partidos en partidos amistosos. En el proceso con Lavolpe, sin querer decir que sin él no podemos, sino que las circunstancias fueron mejores, México fue primero en el Hexagonal, ganó la Copa de Oro y por lo tanto asistió a la Confederaciones dejando una grata impresión. Ahora les toca a ellos, y es cuestión de ponerse a trabajar y entrenar para que el dominio gringo no dure mucho tiempo.