Alemania en el futbol tal vez ya no asusta tanto en la actualidad, su generación dorada que maravillaba desde el Mundial de Italia ’90 hasta la Eurocopa en Inglaterra ’96 se terminó y les ha costado permanecer dentro de los favoritos en los torneos subsecuentes. Brasileños, italianos, franceses y ahora españoles le robaron protagonismo hasta en su propio feudo en el mundial pasado donde más por el empuje y la garra terminaron terceros. Se destaca también el haber sido finalistas en el 2002 pero sin tener el nivel sorprendente de la etapa antes mencionada.
Después de Matthäus, Klinsmann, Völler, Brehme, Kahn, Möller y Bierhoff, han tenido mucho tiempo solo a Michael Ballack, el gran líder y capitán, que ha luchado con su gran calidad junto con el espíritu triunfal de sus compañeros pero que no ha alcanzado para dar el gran paso. La buena noticia es la renovación que se viene dando con la madurez de algunos futbolistas y la incursión de los nuevos. Un paso vital ha sido nacionalizar a dos polacos para jugar en la delantera los cuales han sido muy redituables (Klose y Podolski) y están en un buen proceso jugadores como Lahm, Schweinsteiger o Mertesacker.
Pero lo sorprendente y esperanzador viene en los juveniles. Las selecciones alemanas sub-17, sub-19 y sub-21 han sido campeonas europeas en las diferentes competencias al mismo tiempo en los últimos 11 meses (hasta que Ucrania gano hace poco el sub-19).
Es ampliamente sabido que en los últimos años la selección alemana se ha nutrido de futbolistas que han sido inmigrantes o hijos de inmigrantes. Pero la adaptación y aceptación que estos han tenido en estos últimos años les puede redituar en tener una selección muy competitiva próximamente con distintas condiciones y cualidades físicas, como ninguna selección nacional antes las ha tenido.
En la sub-17 las estrellas para conseguir el título fueron: Lennart Thy, Christopher Buchtmann, Reinhold Yabo y Bienvenue Basala-Mazana, de estos últimos dos, el primero de ascendencia ghanesa y el segundo congoleña.
Otro que es hijo de congoleses y fue el referente del equipo sub-19 es Richard Sukuta Pasu, quien junto con Savio Nsereko (nacido en Uganda)fueron los artífices del campeonato obtenido para los teutones.
Ya en el equipo sub-21 podemos encontrar a varios que han dado el paso para debutar con la selección mayor y que a su vez la mayoría de los indiscutibles cuentan con doble nacionalidad. Mesut Özil es el caso más sobresaliente. El hijo de turcos ha cuajado una gran temporada con el Werder Bremen y es muy posible verlo el próximo año peleando un puesto titular en el equipo del entrenador Joachim Löw. Marko Marin (nacido en Bosnia) es el otro gran talento del futuro inmediato y muchos clubes importantes ya se fijan en el creativo del Borussia Mönchengladbach. Gonzalo Castro es otro que ya ha debutado en la mayor, es hijo de españoles y un excelente mediocampista titular con el Bayer Leverkusen. Sami Khedira, de ascendencia tunecina, fue el capitán de la selección campeona y es jugador clave en el Stuttgart. Y en esa sub-21 también había dos nigerianos, un ruso, un polaco, un ghanés y hasta un iraní. Aunque recordemos que todos ellos son nacidos o criados en Alemania, no hay casos de “jugar un mundial o ser convocado para la selección que me lo ofrezca”. También hagamos memoria y veamos que Baştürk y los gemelos Altintop nacieron en tierras germanas y finalmente defienden la camiseta del país de sus padres: Turquía.
Ya antes han jugado Neuville, Asamoah, Kuranyi o Trochowski, además de los delanteros polacos mencionados antes, pero en esta selección se ve algo especial, campeona arrasando 4-0 sobre Inglaterra y sumándole que vienen atrás otros jóvenes, habrá que preguntarnos si el futbol volverá a ser ese deporte de once contra once donde siempre ganaba Alemania.
Por supuesto que es un tema netamente social y cultural, pero que no puede evitar pasar por el futbol, cuidado con los alemanes, desde ahora uno de los favoritos para Londres 2012.